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La única solución… la educación

Enseñar es lo único que nos salvará. Educación no confundida con instrucción. Aprender a leer y sumar, sí… pero no basta sólo con eso.

Hoy toca enseñar a querer y quererse, respetar y respetarse, perdonar y perdonarse… en este mundo donde todos los días todo va más rápido y todo sucede cada vez más pronto, donde lo que antes era escándalo a los 18 hoy es normal a los 13, donde pareciera que el mensaje es un contante corre, corre, corre, corre… toca intentar detenerse un momento, y alargar ese sueño libre y limpio donde radican las sonrisas y las ganas de vivir.

Si el mundo se hace más tormenta, que la educación se haga más refugio.

Sin puntos suspensivos

Lo peor del amor cuando termina

son las habitaciones ventiladas,

el puré de reproches con sardinas,

las golondrinas muertas en la almohada.

Lo malo del después son los despojos

que embalsaman al humo de los sueños,

los teléfonos que hablan con los ojos,

el sístole sin diástole sin dueño.

Lo más ingrato es encalar la casa,

remendar las virtudes veniales,

condenar a la hoguera los archivos.

Lo peor del amor es cuando pasa,

cuando al punto final de los finales

no le quedan

dos puntos

suspensivos…

Mujeres

Por la que me parió,

por las que han sido un poco madres en mi vida,

por mi abuela maravillosa,

por esa morena enorme y maravillosa

que fungiendo de nana perdió el nombre

y Carmen fue para siempre Cale Cale,

por las que compartieron camas y abrazos,

por Lilith, Mafalda y Aretha Franklin,

por ser tan complicadas, hermosas y maravillosas…

por ser mujeres, con dos ovarios bien puestos.

Feliz día, Mujer.

Humano con Humano, Humano Vs. Humano

El ser humano, bicho raro donde los haya… capaz de las cosas más maravillosas y atroces, de inventar Dioses y magia y luego torturar y matar por ellos, de construir para destruir, de promover el amor y la libertad para luego ponerles mil reglas y excepciones, de defender el ser humano como concepto y luego negarle esa definición a su igual en el mundo real, y con ello dormir tranquilo pensando que el que sufre, llora o muere finalmente no es tan exactamente humano como él.

El ser humano, horripirmosísimo bicho donde los haya.

Ojalá siempre el Humano con Humano venza sobre el Humano Vs. Humano.

http://www.youtube.com/watch_popup?v=2HiUMlOz4UQ&vq=large

A horas de sumarle otro dígito a la edad…

Voy cerrando el trigésimo primer año de este viaje, en menos de 24 horas toca decir que tengo 31… vaya año, hacía mucho que no tenía uno que me sacudiera tanto, con errores conocidos  pero un nuevo aprendizaje ante ellos, una importante declaración de cambio, y mucho trabajo para ajustar los engranajes que ya chirrían demasiado para este traje de treiuntaiunión.

Quiero pensar que estos 30s han servido para sembrar lo que luego traerá mucho bueno, incluso ya algo tal vez en estos 31 que espero recordar como el año donde finalmente el adulto termina de gobernar sobre el niño repelente.

Toca no olvidar los costes de las lecciones aprendidas, y a aquellos compañeros de viaje que hoy recorren caminos distintos… a todos esos maravillos muertos de mi felicidad, abrazos y besos donde quiera que anden, gracias eternas por todos los grandes momentos  vividos juntos, y a seguir andando…

… Porque andar, aprender y construir es lo único válido en este juego, porque hacer todo el bien posible y evitar causar todo el mal evitable es la jugada perfecta que pocas veces sale así, porque es siempre necesario nunca perder la dinámica de perdonar/perdonarse/ser perdonado… porque no vale jugar a otra cosa que a ser feliz.

Salud por volver a hacer teatro,

por haberme enamorado,

por haber podido abrazar a mi viejo una vez más,

por tener salud y trabajo,

por estudiar sin abandonar,

por tomar control sobre mi vida,

por estar en un gran momento,

y por tener gente buena con quien compartir todo esto.

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¿Enjoy Coke?

Tú mismo…

Y ahora… ¿qué?

¿Volver a lo mismo? Ni de coña. Conozco el final de ese cuento, nunca me gustó, lo reescribí y releí demasiadas veces repitiendo el cansino final hasta romper la página.

¿Cambiar? la palabra sola ya asusta… pero sí, cambiar, escribir en página nueva, y con mejor tinta y pluma.

He estado desaparecido de estas páginas últimamente. Tengo excusa válida: he andado muy ocupado respirando. Hay quien cree que siempre es fácil. Putos ingenuos, bendita ingenuidad, efímera ingenuidad que se esfuma con el soplido correcto del despertar brutal.

Pero hoy quiero escribir. Hoy tengo cosas claras que puede ser que mañana no. Hoy en mi casa no me saltan fantasmas de las esquinas, hoy no, hoy mando yo, hoy me enciendo un cigarro y me siento a escribir.

Hoy entendí que no vale engañarse, que no basta con esperar que la distancia y el tiempo curen las heridas si eres tú quien no deja cicatrizar, que es necesario tomar parte activa de la despedida, que no hay distancia que te aleje de quien no dejas de buscar, y que a veces toca despedirse y dejar(se) ir, agradecer de corazón lo bueno y desear lo mejor a quien ya no camina a tu lado, para tal vez un día poder reencontrarse, caminar un camino largo para volver bien por un camino corto (Jerry dixit).

Toca empezar un camino que conozco de antes y que hoy vuelvo a intentar, todo igual y a la vez distinto. A esto ni siquiera le puedo llamar reconstrucción. Creo que la palabra exacta acá es construir, colocar paredes con buen cimiento donde sólo habían telas pintadas. Aunque cueste, aunque joda.

No es fácil desprenderse de tus juguetes favoritos, y este personaje ha sido mi predilecto por años. Traje puesto tantas veces y tanto tiempo que ya va descosido, desfasado, pequeño, me desbordo por sus costuras, se destroza en mis manos al tocarlo como si siempre hubiera sido solamente fino polvo eso que juraría era gruesa coraza, ese espectacular mecanismo de defensa (y ataque) al que le tengo tanto que agradecer y reprochar, tanto como al espejo.

En el camino, recordar las palabras de una buena amiga: “I know everything is gonna be fine. Maybe not today, but another day. And then bad again. And then supergood. And then bad. Life if up and downs, and I guess that’s good. If it was only ups, you wouldn’t know that you were happy cos you have nothing bad to compare it with”.

Toca dejar de buscar fuera lo que tengo miedo de no encontrar dentro. Enterrar las manos en las entrañas, exprimirlas, sacudirlas, limpiarlas, moldearlas y sentarse con copa de vino al fin del día a mirar el molde informe aun, disfrutando el saber que aunque lejos aun, el trabajo realizado es el correcto de paso firme hacia lo que se busca conseguir (pater dixit).

(Copa de vino… buena idea. La botella de Ribera de Andrea… ya vuelvo)

¿En qué iba? Sí, lo que toca ahora…

Toca terminar lo empezado, aunque sea sólo por el gustaco. Y que sea mucho más que eso. Estudiar no. Aprender.

Hacer teatro y reencontrarme con el monstruo, olfatearlo, abrazarlo y contarnos cosas al oído otra vez. Aterrarme como antaño y sentirme vivo por ello.

Escribir. Aprovechar este blog para hacer catarsis de la buena. Y aquí, y en mucho, reemplazar signos de exclamación por puntos suspensivos más saboreables.

Cocinar, para los míos, pero también sólo para mí.

Escuchar Beatles, siempre. Y Tom Waits, while the piano keeps on drinking.

There’s nothing you can do that can’t be done, nothing you can sing that can’t be sung, nothing you can say but you can learn how to play the game… it’s easy.

Mirar la ciudad, perderme en sus calles otra vez, encontrar al final de ellas a los maravillosos amigos que siempre han estado ahí… Escuchar jazz con Bea, reírme mucho con Edu, ver una peli con Andrea, tomar un té con la petite, irme de birras con Claudia, perder a la play con Dani. Y abrazarlos mucho, mucho… y a los que no están a distancia de abrazo, recordar lo dicho antes, ahora en tono de promesa: no hay distancia que te aleje de quien no dejas de buscar.

Toca ser feliz.

Te jodiste Alvarito, te lo juro…

… se te van a acabar las excusas, una a una, para dejar de sonreír.

La felicidad, ja, ja, ja, ja…

Trastazos y fracasos recientes me han sacudido el piso y hecho preguntar por qué constantemente no me encuentro feliz… mi papá, que dicta un curso sobre la felicidad en su universidad, me contó que leyó en el Nº 357 de Muy Interesante el artículo que está líneas abajo, se lo comenté a un gran amigo mío, y éste me lo consiguió hoy. Léanlo, no tiene desperdicio…

… y recordar que, al final del día, frente al espejo, lo realmente importante es cuán feliz lograste ser; todo lo demás siempre puede esperar un poco.

Luchen por ser felices, no dejen que nadie les impida serlo… especialmente si quienes lo impiden son ustedes mismos.

FELICIDAD  PRESENTE

Antonio Muñoz Molina

Durante mucho tiempo la felicidad ha tenido tan poco prestigio en la psicología y en la psiquiatría como en la literatura. Una novela o un poema que traten del sufrimiento parecen mucho más profundos que otros igualmente buenos o mejores en los que esté presente la celebración de la felicidad. Jorge Guillén no tiene el lugar que merece entre los grandes poetas españoles del siglo pasado porque en su obra es frecuente el entusiasmo por la vida, el gusto de las cosas comunes, la alegría de la amistad, del amor compartido, de la paternidad. La psicología, la psiquiatría, la neurociencia, se han concentrado tradicionalmente en el estudio de los estados angustiosos o depresivos, en los síntomas de la anormalidad.

Un buen amigo, que ejerce en su consulta la psicología cognitiva, me explica el cambio de paradigma: “Durante mucho tiempo quisimos comprender la mente humana a partir del estudio del sufrimiento y el desequilibrio. Ahora nos damos cuenta de que se puede aprender mucho estudiando cómo funcionan las mentes de las personas equilibradas y felices, o de los momentos de felicidad que casi todos tenemos. Para comprender la enfermedad hace falta comprender la salud”.

Ahora sabemos, gracias a la neurociencia, que la receta de la felicidad  incluye necesariamente el flujo abundante de ciertos neurotransmisores por los laberintos infinitos del cerebro, de modo que no hay serenidad personal que no esté basada en un delicado equilibrio químico. Y también vamos descubriendo que las últimas investigaciones confirman algunos de los preceptos más antiguos de la sabiduría acerca de la buena vida. En un experimento muy reciente, ideado en la universidad de Harvard, cuatro mil voluntarios aceptaron ser interrumpidos al azar por una llamada a sus iPhones en la que se les preguntaba qué estaban haciendo y cuál era su grado de felicidad o de desdicha. Algún resultado era, desde luego, previsible: los más felices eran los que eran sorprendidos haciendo el amor, o inmediatamente después, en un dulce entresueño que quizás no malogró la llamada. Pero a continuación, las personas que declaraban estar siendo más felices eran las que, por algún motivo, estaban plenamente concentradas en el momento presente, en una actitud o en una tarea que los absorbía, que requería su plena atención, la que fuera: leer un libro, mirar una película apasionante, hacer un trabajo.

Y, de manera invariable, quienes menos felicidad atestiguaban eran los que estaban dejándose llevar en ese momento por recuerdos o por imaginaciones sobre el porvenir. Pero no sólo por recuerdos desdichados, o por imaginaciones negativas: una gran parte de los que recordaban buenas cosas estaban experimentado melancolía, añoranza, extrañeza, soledad; y los que vivían en la expectativa de sucesos favorables o felices sentían con mucha frecuencia incertidumbre y ansiedad.

Nada que no supieran Buda o Lao Zu quinientos años antes de Cristo, ni los estoicos griegos y latinos que inspiraron la máxima Carpe Diem, atrapa el día, vive en el momento presente. Lo cual no quiere decir, desde luego, que se actúe según el capricho de cada instante, sin reparar en las consecuencias de nuestros actos, sino todo lo contrario: lo que nos da felicidad no es la inconsciencia, sino la plena conciencia, la atención puesta con los cinco sentidos en lo que estamos haciendo o viviendo, en las personas que hay cerca de nosotros, en lo que nos sucede ahora mismo, no en un presente aislado del ayer o del mañana, sino sostenido perdurablemente a lo largo del tiempo. Montaigne, que sabía tanto, escribió que los seres humanos casi nunca habitan de verdad en el tiempo presente, porque unas veces están perdidos en la añoranza o en el remordimiento o la queja del pasado y otras en el miedo o en el deseo del porvenir. Habitar en el presente significa estar presente de verdad en el lugar y en el momento en que nos encontramos. Tiene mucho prestigio decir que no hay más paraísos que los paraísos perdidos. Literatura. El único tiempo verbal en el que se conjuga la felicidad es el presente.


(aquí la horterísima canción que me inspiró el título… grande, Palito Ortega)

Ventana sobre una mujer

Esa mujer
es una casa secreta.
En sus rincones,
guarda voces
y esconde fantasmas.

En las noches de invierno,
humea.

Quien en ella entra,
dicen,
nunca más sale.

Yo atravieso el hondo foso que la rodea.
En esa casa seré habitado.
En ella me espera
el vino
que me beberá.

Muy suavemente golpeo
a la puerta,
y espero…

(Eduardo Galeano)

Deixa eu dizer

¿La versión original de Claudia, o la modificada de Marcelo D2?